Viajamos en el tiempo.
Escuchamos imaginando el viaje de las palabras en el aire dándole forma de cuento. Dejamos de escuchar para seguir nuestra imaginación porque lo que nos llega no nos interesa. No es lo suficientemente imaginario.
Palabras que amamos con sólo pronunciarlas. Suaves, con cuidado a que no se rompan.
Viajamos cuando queremos. Cuando decidimos sumergirnos en otra realidad. La del mundo que nosotros mismos construimos al abrir los ojos. O al cerrarlos. Las puertas están en nuestra cabeza. La luz está siempre ahí. Tan sólo falta estar receptivo para verla.
Cada uno, cada cuerpo, cada humano, crea su propio personaje desde el momento en el que despierta. Como se mueve, como posa sus pies en el suelo para caminar el día. Que prenda escoge para rozar su cuerpo. Calmar su frío. Decorar su piel.
No son maneras de vestir. Ni de etiquetarse.
Son maneras de imaginar.
Desde el viaje a otra época, con los elementos de esta.
En un mundo donde nos entendamos por miradas.... Desde mi propio viaje....
Yo hoy, me veo así....
Con Amor,
Diana.
Fotos by JuanDan
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