Viajar. La excitación de salir de tu casa, de tu lugar de confort y dejarte llevar en cuanto a emociones se refiere. No tener expectativas. Ir con positivismo.
Hacer tu maleta con la mayor autenticidad, llevar las prendas con las que te identificas. Tu cámara bajo el brazo y los ojos bien abiertos.
Llegar al aeropuerto con el tiempo justo. Pasar el incómodo control descalzándote, dejando que los pantalones (sin cinturón) se deslicen por debajo de tu cadera. Esconder los dedillos porque los calcetines no eran los adecuados para enseñar en público. Rezar para que no te pite nada.
Paciencia.
Olvidar tus miedos a volar, si los tienes. Y sino, desear volar una vez más. Dejar tu vida en manos de alguién que no conoces. Que ahora te conduce a tu destino.
Despegar.
Aterrizar.
Como la vida misma en su día a día. Dejamos volar nuestra imaginación miles de veces. Y aterrizamos con el pie derecho, por eso de la superstición.
Ahora vuelo con mi cuerpo a la capital italiana. Donde me impregno de música a cada paso. Saxofonistas, violinistas….artistas por cada rincón. Todos salen a la calle para ganarse la vida. Y para hacérnosla a nosotros más fácil. Unos segundos de melodía en nuestro cuerpo no sobra.
Trastévere, Monti, Campitelli, Regola, Parione….barrios donde perderte….
Spaguetti alla carbonara, Suppli a la romana, Bucatini all´amatriciana, Pasta a la checca, Rigatoni con la pajata….pastas con las que enloquecer el paladar.
El Vaticano, el Coliseo, El Foro Romano, Fontana di Trevi…monumentos que emocionan con sólo mirarlos.
Atractivos italianos que pasean su estilo sin pudor, bellas italianas marcando tendencias….
Cualquier excusa para viajar, para enriquecerse de otras culturas. Para conocer gente, conocerte más a tí, y compartir desde otro lugar. Sintiéndote libre.
Viajar/Volar/Libertad…
¿Probamos a perdernos por unos días?
Con Amor,
Diana.
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